miércoles, 12 de agosto de 2009

El Club de las Putas beat.

Agua azucarada llenando un vaso del que bebo. La gente en silencio se mira como si algo fuese a ser revelado en un instante. Una señora gorda se levanta de la mesa enfurecida y me señala con el dedo índice de su hinchada y morena mano. “¡Te irás al infierno por puta!”, me dice como si su voz fuera la de un verdugo. Entonces yo, que apenas voy a digerir lo que me he llevado a la boca, suelto una carcajada sínica que hace explotar el agua azucarada de mi interior sobre la mesa, ¡¡¡Pffttt!!! ¡Ajajaja… Y usted se irá al infierno por gorda!, le digo yo sin preocupación alguna, además, las gordas siempre me han parecido una especie, una raza, un tipo de mujer distinta a mí, que además, soy orgullosamente puta, la mejor. 
Después del sobresalto en tan amena comida, la señora y sus acompañantes se disponen a abandonar la reunión, entonces, mi cuadrilla de putas y yo, vamos a dar una vuelta al bar; la habitación continua al comedero. 

Yo soy puta, que diga mi nombre importa poco, Alicia, Irina, Danila, Rita, Marya, putas todas, yo la mejor. Me siento justo enfrente de la coctelera, un amante de la literatura argentina me pide un trago, estoy bien, tiendo a enamorarme, me dice idealista que la literatura argentina es distinta a las demás, es de la hispanoamericana la mejor, yo sonrío, entonces me dice que Santiago Roncagliolo hizo bien en largarse a España o de lo contrario la Argentina tendría a los más valuados, me río inesperadamente, tal vez lo desnude pronto, tal vez me vaya sin decir adiós, recordando que si Santiago hubiese nacido en Argentina y no en Perú, todo en esta platica sería perfecto… la perfección no existe, entonces, puta yo y putas todas, me vuelvo a enamorar. 
Alicia con su muy sutil manera de sentar conquista rápido a un elegante estudiante de ciencias, la pasan bien, hablan de clonación, de especies congénitas y células madre. 
Irina con su despeinada y castaña cabellera riza conquista lentamente a un pintor muralista de su misma edad, tal vez 25, hablan del minimalismo en el arte y el cubismo en Picasso, Monet queda fuera, veloz se les van las palabras y sin avisar. 
Danila con su figura perfecta y su perfil griego sofisticado conquista sonriente a un cocinero Le Cordón Blue, que promete prepararle pasteles y pastas si se casa con él, Danila acepta, antes de ser puta Danila es chef.
Rita no hace más que pararse en la rocola y bailar un poco, suena Diana Krall cantando Fly me to the moon, un guitarrista clásico la invita a salir, caminan juntos por el pasillo alfombrado del bar y mirando mutuamente sus ojos se pierden entre el azul de los azulejos del lugar, la luna afuera pinta bien.
Marya, tal vez un poco sola piensa en nada, sale del lugar, la noche es triste para ella, la vida indudablemente es buena, pero no perfecta, Marya nació para el amor. Camina descalza por las calles del centro, los bares aluzados no la invitan a pasar, la soledad lo vuelve todo inatractivo. Tal vez aquella vieja gorda tenía razón, Iremos al infierno por putas, pero qué culpa tengo yo por ser quien soy, nací puta y alguien así me querrá, lo sé… De momento todo se vuelve claro, el infierno es este, no practicar la profesión, resumiéndose todo a dos aspectos que antes de poder integrar al monologo nocturno se ven interrumpidos por una señal, una silueta, un cuerpo varonil sentado justo en el segundo escalón de un puente, es un hombre, un viejo amigo tal vez. Marya se acerca y pide la hora, Son las diez, él se levanta y pregunta el nombre, Marya, contesta la puta solitaria, Yo te conozco, eres un oráculo preciosamente impredecible, Soy piscis, contesta Marya sonriendo…

… Marya camina hablando, lo hace siempre con todo mundo, pero ahora ríe. De golpe pregunta a su acompañante si es piscis también, contesta No, soy sagitario, entonces Marya pregunta, fluye con normalidad, ¿Cómo te llamas…?
Él paga el hotel, nadie habla, al menos él no dice nada coherente, nada sustancioso, nada de importancia, amanece pronto y la ciudad duerme, al menos aquí, donde dos se desnudan, donde dos se aman, donde dos se quieren, donde Marya calla, y no porque no tenga nada que decir, La Divina Comedia y demás explicaciones ridículas existentes son para no quedarse suspendida en el tiempo, ellos se miran recostados boca bajo al pie de la cama, Marya tiene miedo, Marya se lamenta un poco por lo que ha pasado, ¿y si no lo vuelvo a ver?... ¿y si no le importo después de esto?... y qué vendrá después de irnos, después de salir mañana cuando salga el sol y la recepción se acabe, cuando el domingo él se vaya... igual que Santiago Roncagliolo… Parce que es inevitable el silencio, él pregunta, quiere saber lo que Marya piensa, pero ella no puede ni quiere hablar, tal vez habría sido bueno guardar distancia, tal vez habría sido bueno besarlo en la calle antes de amarlo, tal vez habría sido bueno invitarlo a bailar, tal vez y por último habría sido bueno fingir que tenía un insecto en la nariz y acercase lentamente a él, pero así no ha sido. Marya se baña, el ángel espera afuera, salen del hotel y caminan lejanos, como si no hubiesen pasado la noche juntos, porque Marya sabe que no habrá más, entonces respira profundo y camina con el ángel hacia su casa, suben a un autobús, se sientan juntos, ella recarga su cara sobre su hombro y duerme, él la mira dormir, o tal vez duerme, de eso ella no hace por darse cuenta, entonces despierta y lo mira hermoso, como el ángel que es, que siempre ha sido… entonces Marya lo besa y sabe que ha llegado el momento de parar, de ser compartida, de hacer la vida más complicada de lo que es. 
Se besan, comen juntos, se ríen, se acarician, se miran, se enamoran, no hablan de nada interesante, sólo son, Marya y él. 
Llegada la noche salen a dar una vuelta al cielo, el ángel sabe volar, Marya también, duermen desnudos, se besan otra vez, Marya oculta sus dudas, las hay, pero de nada servirá sacarlas, en este momento no. Entonces el ángel pregunta, ¿A qué te dedicas?, a lo que Marya contesta sonriendo, Soy puta, la mejor, Y ¿por qué aseguras que la mejor?, Porque hay dos cosas que temo en esta vida; la soledad y no poder escribir… ¿Desde cuando eres puta?, pregunta el ángel indignado, Desde hoy, contesta Marya con aire de discreción. 

Yo soy puta de literatura argentina, Alicia es puta de ciencia, Danila puta de gourmet, Rita es puta del jazz, Irina sólo es puta de Monet, y Marya, puta de lingüística, puta de volar y puta de Él…

*1El Club de las Putas Beatificas. 
*A todas las putas de vivir, reconociendo que maneras de ser puta hay mil y suponiendo que esta vez, sólo para este escrito, una puta es una especie de musa inefable. 

domingo, 2 de agosto de 2009

Dos mil nueve.

2
Hace frío, los restos de lluvia se niegan a resbalar por completo, la ventana en transparencia les hace sentir pertenecer, y quién no quisiera entrar a esta casa donde se cocinan sueños, donde se cuecen ideas y donde dos, hombre y mujer, se aman a todas horas en todas las modalidades posibles. 
Las gotas de lluvia, que se congelan despacio con el frío de la noche, que se transforman queriendo entrar, para con el calor evaporarse. 

0
Luna llena al sur de la ciudad, una noche continua a la de gotas de lluvia negándose a caer, ella con botas de hule, vestido rojo, un portafolio de cuero color café que cuelga del hombro, que pesa, que carga a Samuel Beckett y a Tolstoi, no siempre, tal vez sólo sea literatura en turno. Un paraguas amarillo con mariposas rosas, con orugas verdes, con cantarinas rojas, quien la viera creería de ella lo peor; superficial, bien vestida, bonita para viajar en metro. Quien la viera bien vería su cara recargar sobre el vidrio del vagón, está llorando, está triste, seguramente por amor. 
Luna llena pero no visible, las nubes carcomen su imagen pues ésta es noche para no mirar, para caminar en tinieblas, para tocar la puerta del adversario, del acompañante, del amor, del otro. Esta es noche para no dormir, para dar vueltas en la cama, para tener frío, tener sed, sed de amor. 

0
Luna extinta al sur de la ciudad, ni el té ni el pan tostado están listos en el buró de la izquierda, el de ella, él siempre preparaba el té. 

Sol naciente al sur de la ciudad, 
ella muere entre ansiedad y desgano.
Él llama
él saluda
él sonríe
él dice te amo. 

9
Sol naciente al sur de la ciudad, paraguas blanco con nubes zarco, botas rosas y vestido azul, pendientes plata. Tolstoi deberá quedarse en el librero. ¿Beckett?... tal vez sólo mientras se tuesta el pan francés en la cocina y se buscan bajo algún mueble las llaves del auto, todo al mismo tiempo; Beckett, el pan francés, las llaves del auto... Beckett, el pan francés, las llaves del auto… 
Sol resplandeciente al sur de la ciudad, se hace tarde, el taxi de sitio se estaciona frente a la casa de aparente humedad en sus ladrillos rojos, ella baja, corriendo, con el paraguas blanco con nubes zarco en una mano, el pan francés en la otra y un portafolio de cuero color café colgando del hombro, para justo del lado del conductor, esquiva con su mano su copete lacio para hacerse visible y poder hablar, hablar mirando:
-Buenos días, Chofer de taxi, otra vez perdí las llaves del auto, ¿me llevas a la universidad?
-Será un placer- contesta expresivo Chofer de taxi, devolviéndole la sonrisa a Ella. 

Ella sube al taxi y come el pan francés un poco más tostado de lo debido, recuerda las notas para la clase de 10, entonces ríe, come pan francés, lee a Graciela Montes y las Aventuras y desventuras de Casiperro del hambre, saluda por la ventana, se maquilla suave pero con prisa, vuelve a las notas para la clase de 10, recuerda un te amo, se ríe de si y vuele voluntariamente a recordar un te amo... un te amo... tan sólo un te amo.