viernes, 9 de septiembre de 2011

00:27 minutos

Sabado. 00:27 minutos. Soy presa una vez más de esa espera ridícula que soporto poco sentir. Fumo en México un Marlboro con etiqueta Duty Free del aeropuerto de Corea. En ocho horas meteré una clase de francés en esta cabeza que está llena de nombres numéricos para clasificar lavadoras de lujo, parecidos a corchos de vino que conservan el aroma y añejan mis sueños de subir a un avión y beberme un mundo, que según la vida que me ha tocado vivir, no me he ganado el derecho de saborear.
Hacia unas semanas que no me detenía sintiéndome en la nada. Será que lo que rápido empieza culmina pronto. Es pregunta. Y después viene recia una voz que grita Joder!

sábado, 20 de agosto de 2011

Nueve horas y media.

En noches como ésta, de media noche y estudio, me pregunto de qué estoy hecha. La respuesta más cercana es de carne cada vez más vieja y deshidratada y de unos kilos de huesos que se asoman sin desnudarse, de unos años para acá demasiado. Con un afán de creer en lo intangible estoy hecha de una novela de Ítalo Calvino y de una canción de Antonio Vivaldi.  El sendero de los nidos de araña e Invierno, eso quiero ser.

miércoles, 29 de junio de 2011

Betas

Ya nos callamos esas mentiras que estábamos siempre inventando para construir un castillo con hojas de libros no leídos, sobre esas dunas de arena en aquel país al sur, que soñamos juntos y viviste con alguien más; ajena a ti; iconoclasta; ella; la persona; tú tal vez. Nos callamos entonces lo que no nos dijimos antes, para fluir como dos peces nadarían en el mar. Mientras somos lo que por años hemos podido ser, ahora ya desvergonzados. Dos peces beta que se aman y se disputan sin tocarse, en un mismo lugar, en la pecera. Qué nos queda, mujer... estamos hechos de la misma calaña. 

domingo, 12 de junio de 2011

Buenas noches, señor naranja.

La vestimenta sólo nos sirve para cubrir nuestra ignorancia, me repetías. Sin embargo nuestra ignorancia llevaba el nombre de Dr. Martens y los primeros entubados antes de la entrada de los Emos al D.F. Sí, mi ignorancia llevaba el peinado de Aladdine Sane, más una coleta rubia que cubría la mitad de mi espalda, a la Marco Antonio Solis, el Buki. Tu ignorancia mientras tanto se escondida bajo el único tatuaje sobre la única piel, trigueña, que me ha gustado en la vida; el contorno de un círculo negro a la altura del corazón; no hay origen, no hay fin, sólo una vida que se acaba y antes de hacerlo ya está naciendo.

Sábado 10 A.m. Ring rang rong. Me llamas. Estoy en México desde hace dos semanas, te he llamado y no coincido, soy de poca suerte. ¿De qué va? ¿Sales hoy? Te traje chocolates desde Italia. ¡Y cómo negarme, mierda!
Cinco de la tarde, me bajo del tren, te miro al fondo buscando a lo lejos. Te has cortado el cabello que te llegaba a la espalda baja. Has hecho tanto ejercicio que tus brazos se ajustan a la mangas de tu playera; Pink Floyd en fondo negro. Has dejado los antidepresivos; ojeras y mano temblorina. Siento nervios y te abrazo, nos sonrojamos y nos miramos como se han de mirar dos ancianos después de dos años, dos continentes, dos hemisferios, dos usos horarios y una muerte de distancia. Tanto y nada que contar.
Nos vamos hacia el viejo vocho azul. Las puertas apenas embonan cuando se cierran. ¡Run run! ¡Pang pang! Retumba Thunder on the mountain con Wanda Jackson.
Paramos en la condesa, caminamos buscando un sitio para comer. Tenemos hambre pero nadie se decide, no ponemos verdadera atención en el hambre, no dejamos de hacernos preguntas sobre vidas nuevas y vidas pasadas. No puedo más, los pies me duelen de caminar. Comemos hamburguesas, papas en forma de reja y bebemos cerveza. Dices que me veo igual que siempre, pero un poco fresa. Me río pero me indigna tu cara de seriedad, te ríes después de mi silencio, nos reímos juntos. Terminamos la comida y tratamos de llegar al vocho. No puedo más, es evidente que me he vuelto una persona más ignorante, es invierno y uso vestido con holanes en las orillas, hemos salido a caminar y me viene en gana usar estas botas tan altas, tan cansadas. Me siento en la banqueta derrotada. Te miro en cuclillas ante mi cara. Tienes que caminar, María. Aún nos falta el café. ¡Estira la pierna, te saco la bota!
Cuando era niña mi papá solía sacarme los zapatos, despojarme de mis calcetas blancas escolares y hacerme cosquillas en los pies. Aquella noche pude recordar un rato de mi infancia. Caminamos por las calles de la condesa, yo en calcetines colgada de tu brazo izquierdo. Tú llevabas mis botas largas colgadas en un hombro, sujetas de una mano. Te miré como eres; alto, ligeramente ruidoso, nervioso, desordenado en tus ideas, descoordinado en tu castellano, fanático de Derrida, Shakesperiano, siempre ajeno, efímero, naranja. Bebimos café donde siempre. Te regalé mis risas genuinas, el mínimo de miradas precisas. No vaya a ser que creas, que te imagines, que supongas, que me mueves el mundo completo.

Estaba pensando en quedarme en Italia, pero extraño mucho a mi abuela y a mi perro. No sé. Siento una necesidad estúpida de ir al cementerio y dejarle flores a mi madre, flores nuevas sobre las flores de ayer, de antier, flores que no se vean marchitas. Ya sé, es estúpido pero tal vez sea aquí donde necesito vivir mi duelo. Mientras tanto trataré de acostumbrarme a un trabajo para no depender “tanto” de mi papá. Planeo quedarme. Estar con mi abuela sus últimos años y tratar de perdonarme las distancias y sus silencios. Al final, México es el lugar en el que aprendí a expresar mis pensamientos, donde tengo a mis mejores amigos, es el único país en el que sé vivir sin sentirme ajeno.

Dieron las once; me llevaste a casa; agradecí la comida; la lectura de Italo Calvino en Italiano, la traducción. Nos vemos pronto, supongo. No lo creo, contesté. Me resulta complicado. Entonces miré tu cara color naranja fingir una sonrisa bajo dos ojos oscuros de decepción. Buenas noches, señora azul. Buenas noches, señor naranja.  Y cerré mi puerta. 

domingo, 5 de junio de 2011

un peu de lumière

Mais il ne reste jamais rien de ce qui est vécu,
quelques grain oxydés sur de la paraffine,
et des souvenirs idiots mais qui donnent un peu de lumière,
les jours de pluie.

martes, 31 de mayo de 2011

Un ¡Toc-toc!

Aquel fin de semana faltaban 5 días para mi próximo depósito; estaba sola con un billete equivalente a un dólar. Alguien llamó a la puerta, cuando salí a mirar se había ido. Un ¡Toc-toc! estridente llamó a mi ventana. ¿Estás lista? Preguntó un cuervo. No lo estoy, le contesté extrañada por tan elegante visita. ¡Por dios! Se expresó el cuervo más por sarcasmo que ateísmo. Viniste a Sudamérica a volar. Salí entonces de la ventana, a volar con un cuervo apasionado, a veces de tarde, siempre de noche. 
A Natasha Rodriguez. 

The Raven

Dibujado por Natasha Rodriguez. Mi compañera en Sudamérica.

Fragment

[…] “And is thy heart so strong
As for to leave me thus
Who hath loved thee so long
In wealth and wo among?
Edgar Allan Poe

domingo, 29 de mayo de 2011

viernes, 27 de mayo de 2011

Elijo

A veces creo que blasfemo en pensar que soy un ente maduro. Porque me muero de miedo cuando estoy sin ti. Sin embargo escribo una nota de despedida. Elijo ser libre. Elijo reinventarme. Elijo desmantelarme en huesos. pensamientos. alma. Elijo arrojarme a la cotidianeidad del mundo con la fiel disposición a ser sorprendida. Elijo una muerte pequeña. Para nacer. Para vivir de nuevo.














A Jhaziel Solís. Viejo amigo de mi infancia.

Nothing in the world is single

The fountains mingle with the river,
And the rivers with the ocean;
The winds of heaven mix forever,
With a sweet emotion;
Nothing in the world is single;
All things by a law divine
In one another's being mingle;--
Why not I with thine?

See! the mountains kiss high heaven,
And the waves clasp one another;
No sister flower would be forgiven,
If it disdained it's brother;
And the sunlight clasps the earth,
And the moonbeams kiss the sea;--
What are all these kissings worth,
If thou kiss not me?

viernes, 20 de mayo de 2011

martes, 10 de mayo de 2011

Décimo novena semana en el sur. 2010. Pedazos de mí.

Estoy confundida y arrepentida y con sueño. Estoy despeinada y desarreglada y aburrida y sin hambre. Estoy ridícula y cansada y emocionada pero estresada. Estoy alejada pero presente pero pensante y pasiva. Estoy caliente pero con frío y abrumada de eso. Estoy abierta de la mente pero cerrada de expectativas. Estoy estática y emputada y usada. Estoy que juego a la libertad pero escribo en un rincón en los vestidores de la universidad, casi en la letrina. Estoy pudriéndome de envidia porque quiero estar en todos lados. Estoy qué quiero pero qué puta; por maricona por limitada por miedosa por tristemente alineada. Estoy que conozco y desconozco, que amo y detesto, que no contesto, que rimo y detesto el ritmo. No somos de nadie, mierda. Nadie es nuestro. No somos de un lugar. Un lugar no es nuestro. No son las otras personas en nuestras vidas. Es la capacidad que tenemos para crear y sentir. No es que nadie te mire, es sólo que no hace falta enamorarse. Por hoy.


Desierto de Atacama. Norte de Chile.