lunes, 23 de noviembre de 2009

Dos segundos.

Dos segundos. Paro a contemplar el silencio. Estoy siempre irreverentemente necesitada de astucia. Me dejarás de querer, por esta razón u otras. Fatalista de grado insoportable y melodramática soez. Como sea, tu pecado se llama menguar; mientras que las palabras se me acaban por querer contarte todo; el verano sin escuela, el verano sin ti. El sueño en Lisboa, el amor por Sartre. Los vestidos del armario, los vestidos de Liverpool. El México que odio. Los besos de ayer; ajenos, lejanos a ti. Te concibo inmerso en un mar de sustancia coloidal. Si quiero te toco, si anhelo te beso, si pretendo te amo, si me apetece te extraño, si necesito te digo adiós. Si quieres me dibujas y si no, esperaré a que quieras para poder querer. Dependo. Deambulo. Te amo estúpidamente. Me odio a veces por crimen tal. Suplico. Ruego discrepante. Imploro suspicaz. Dos minutos. Sandez ambigua, ceguera nocturna, confusión espacial. Voy. Me deslizo. Te llevo. Te encuentro. Te pierdo. Todo en dirección vertical.  Silencio incómodo. Dos minutos. Nada más.

lunes, 5 de octubre de 2009

Recoleeción.

A un amigo. Jeco.
I
Recuerdo el día que dejó de gustarme el poema de la ninfa, estábamos inmóviles tal vez frente a la esencia de una nueva película de ficción, leyendo a Ítalo Calvino o suponiendo el aburrimiento de un verano repetidamente largo; entre las tonalidades del ambiente que de repente gris, de repente azul, nos daban lo mismo. El poema de la ninfa siempre lo antepuse blanco, puro y melancólico, pero tardíamente; que más me valía que nunca, reivindiqué. Aniquilé el poema de la ninfa y con él, el más absurdo y terco temperamento de escribir cuando me siento triste.

II
Aquel verano fuimos al cine. Descubrí pronto lo faltos que estábamos de amor. El latente crimen al matar el tiempo. Tomé centavos de sobra de la cartera de mamá, invité a mi fiel acompañante a caminar y decidimos buscar nuevas y más emocionantes aventuras, ¿acampar en el bosque?, ¿huir de casa?, ¿fumar opio y volar?... No era el estilo. Fuimos al teatro a ver La última cinta de Krapp, tal vez bebimos café, caminamos tarde por el sur de la ciudad y llegamos a casa a la media noche, lo que es seguro; dijimos como siempre “quiero estudiar literatura”, para después echar a llorar sin que fuera del todo cierto.

III
No creo que sea por alguna razón desconocida, pero ello no quiere decir que se me antoje deducirla. Reconozco simplemente que está, latente, catalogándose entre incómodo e inesperado, entre asfixiante e incoherente, entre abrumador o apto para salir. Octubre no es así; caluroso dentro de la categoría de exacerbación, es más bien, una corriente de viento violento que cubre la cara de las mujeres con cabellos despeinados, viste las áreas verdes de la universidad de un café muy tenue igual al que se bebe con leche en casa, y que se escucha tronar al pisarlo, con la ansiedad que sólo los amantes de la cursileria pueden sentir, esos mismos, los que creen que el amor se siente en el corazón, cuando es una absoluta verdad que el corazón no existe.

martes, 29 de septiembre de 2009

Tierra del fuego.

Segura estoy de que ningún ser humano en la tierra podría ignorar la belleza que se nos postraba enfrente, qué digo en frente, en todo alrededor, por debajo de los pies, a derecha e izquierda, arriba; el cielo más hermoso que jamás en la vida miraré, no azul; violeta, lila, morado, rojo pálido, así es el atardecer en el sur.
Bajábamos caminando cuidadosamente para no resbalar, montañas rocosas cubiertas de nieve, el hielo que andaba por el aire hacía cortadas diminutas en nuestras caras, apenas descubiertas de los ojos, la nariz. No fue fácil llegar a las faldas de tan pronunciado relieve, en tierra firme, o mejor dicho, en tierra sin montañas, la Patagonia nos consumió. Caminamos tomados de la mano hundiendo nuestros ínfimos pies en la arena; chiclosa y mojada por el agua del mar, no había palabras entre nosotros, sólo el palpitar de nuestros corazones podía escucharse, yendo y viniendo por nuestros cuerpos, y que estoy segura, era uno.
La magnitud de las olas se reducía a una ligera marea que navegaba por el mar, sin levantarse, haciendo espuma con calma, elegancia y pasividad, mientras el agua que paseaba por la arena y regresaba a la mar, iba dejando huella, como una enorme mancha húmeda que se aferraba a regresar, revocando en su extensión con admirable exactitud, lo que previa y originalmente pintaba el cielo.
Y así, entre un cielo indescriptible y un mar de agua apenas azul, nos dimos un beso que daba sello de eternidad a nuestro amor. Habíamos viajado hasta el sur para tener como único testigo de nuestro casamiento, un geográfico fin del mundo.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Septiembre, fluiré.

El día se fue
Una vez más leí lo que debía y no lo que quería,
Comí acompañada,
Me reí de mí.
Pensé por dos minutos que la vida no vale nada,
Pronto me reivindiqué;
Me gustan las tardes frías…

Bebo la segunda taza de café,
Me acuerdo de mi hermana y del Sur,
Mejor dicho me lo imagino.
Escucho una canción de los prisioneros por enésima vez,
Apago la radio,
Apago la luz,
Sueño que leo un libro.

Sueño que camino entre nubes
Que vuelo entre musgo,
Navego entre peces,
Duermo entre ti (por no decir un nombre pero esta no es una nota dedicada a alguien).

Abro la boca, estoy inmersa en un sueño morado,
Siento el frío de julio en mis entrañas,
Miro mis manos, son trasparentes.
Miro alrededor, nadie está,
Entonces despierto,
Es septiembre, mi cuerpo es agua.
Es septiembre, mi cuerpo es lluvia.
Es septiembre
Tristemente fluiré.

Fluiré.

Fluiré.

miércoles, 12 de agosto de 2009

El Club de las Putas beat.

Agua azucarada llenando un vaso del que bebo. La gente en silencio se mira como si algo fuese a ser revelado en un instante. Una señora gorda se levanta de la mesa enfurecida y me señala con el dedo índice de su hinchada y morena mano. “¡Te irás al infierno por puta!”, me dice como si su voz fuera la de un verdugo. Entonces yo, que apenas voy a digerir lo que me he llevado a la boca, suelto una carcajada sínica que hace explotar el agua azucarada de mi interior sobre la mesa, ¡¡¡Pffttt!!! ¡Ajajaja… Y usted se irá al infierno por gorda!, le digo yo sin preocupación alguna, además, las gordas siempre me han parecido una especie, una raza, un tipo de mujer distinta a mí, que además, soy orgullosamente puta, la mejor. 
Después del sobresalto en tan amena comida, la señora y sus acompañantes se disponen a abandonar la reunión, entonces, mi cuadrilla de putas y yo, vamos a dar una vuelta al bar; la habitación continua al comedero. 

Yo soy puta, que diga mi nombre importa poco, Alicia, Irina, Danila, Rita, Marya, putas todas, yo la mejor. Me siento justo enfrente de la coctelera, un amante de la literatura argentina me pide un trago, estoy bien, tiendo a enamorarme, me dice idealista que la literatura argentina es distinta a las demás, es de la hispanoamericana la mejor, yo sonrío, entonces me dice que Santiago Roncagliolo hizo bien en largarse a España o de lo contrario la Argentina tendría a los más valuados, me río inesperadamente, tal vez lo desnude pronto, tal vez me vaya sin decir adiós, recordando que si Santiago hubiese nacido en Argentina y no en Perú, todo en esta platica sería perfecto… la perfección no existe, entonces, puta yo y putas todas, me vuelvo a enamorar. 
Alicia con su muy sutil manera de sentar conquista rápido a un elegante estudiante de ciencias, la pasan bien, hablan de clonación, de especies congénitas y células madre. 
Irina con su despeinada y castaña cabellera riza conquista lentamente a un pintor muralista de su misma edad, tal vez 25, hablan del minimalismo en el arte y el cubismo en Picasso, Monet queda fuera, veloz se les van las palabras y sin avisar. 
Danila con su figura perfecta y su perfil griego sofisticado conquista sonriente a un cocinero Le Cordón Blue, que promete prepararle pasteles y pastas si se casa con él, Danila acepta, antes de ser puta Danila es chef.
Rita no hace más que pararse en la rocola y bailar un poco, suena Diana Krall cantando Fly me to the moon, un guitarrista clásico la invita a salir, caminan juntos por el pasillo alfombrado del bar y mirando mutuamente sus ojos se pierden entre el azul de los azulejos del lugar, la luna afuera pinta bien.
Marya, tal vez un poco sola piensa en nada, sale del lugar, la noche es triste para ella, la vida indudablemente es buena, pero no perfecta, Marya nació para el amor. Camina descalza por las calles del centro, los bares aluzados no la invitan a pasar, la soledad lo vuelve todo inatractivo. Tal vez aquella vieja gorda tenía razón, Iremos al infierno por putas, pero qué culpa tengo yo por ser quien soy, nací puta y alguien así me querrá, lo sé… De momento todo se vuelve claro, el infierno es este, no practicar la profesión, resumiéndose todo a dos aspectos que antes de poder integrar al monologo nocturno se ven interrumpidos por una señal, una silueta, un cuerpo varonil sentado justo en el segundo escalón de un puente, es un hombre, un viejo amigo tal vez. Marya se acerca y pide la hora, Son las diez, él se levanta y pregunta el nombre, Marya, contesta la puta solitaria, Yo te conozco, eres un oráculo preciosamente impredecible, Soy piscis, contesta Marya sonriendo…

… Marya camina hablando, lo hace siempre con todo mundo, pero ahora ríe. De golpe pregunta a su acompañante si es piscis también, contesta No, soy sagitario, entonces Marya pregunta, fluye con normalidad, ¿Cómo te llamas…?
Él paga el hotel, nadie habla, al menos él no dice nada coherente, nada sustancioso, nada de importancia, amanece pronto y la ciudad duerme, al menos aquí, donde dos se desnudan, donde dos se aman, donde dos se quieren, donde Marya calla, y no porque no tenga nada que decir, La Divina Comedia y demás explicaciones ridículas existentes son para no quedarse suspendida en el tiempo, ellos se miran recostados boca bajo al pie de la cama, Marya tiene miedo, Marya se lamenta un poco por lo que ha pasado, ¿y si no lo vuelvo a ver?... ¿y si no le importo después de esto?... y qué vendrá después de irnos, después de salir mañana cuando salga el sol y la recepción se acabe, cuando el domingo él se vaya... igual que Santiago Roncagliolo… Parce que es inevitable el silencio, él pregunta, quiere saber lo que Marya piensa, pero ella no puede ni quiere hablar, tal vez habría sido bueno guardar distancia, tal vez habría sido bueno besarlo en la calle antes de amarlo, tal vez habría sido bueno invitarlo a bailar, tal vez y por último habría sido bueno fingir que tenía un insecto en la nariz y acercase lentamente a él, pero así no ha sido. Marya se baña, el ángel espera afuera, salen del hotel y caminan lejanos, como si no hubiesen pasado la noche juntos, porque Marya sabe que no habrá más, entonces respira profundo y camina con el ángel hacia su casa, suben a un autobús, se sientan juntos, ella recarga su cara sobre su hombro y duerme, él la mira dormir, o tal vez duerme, de eso ella no hace por darse cuenta, entonces despierta y lo mira hermoso, como el ángel que es, que siempre ha sido… entonces Marya lo besa y sabe que ha llegado el momento de parar, de ser compartida, de hacer la vida más complicada de lo que es. 
Se besan, comen juntos, se ríen, se acarician, se miran, se enamoran, no hablan de nada interesante, sólo son, Marya y él. 
Llegada la noche salen a dar una vuelta al cielo, el ángel sabe volar, Marya también, duermen desnudos, se besan otra vez, Marya oculta sus dudas, las hay, pero de nada servirá sacarlas, en este momento no. Entonces el ángel pregunta, ¿A qué te dedicas?, a lo que Marya contesta sonriendo, Soy puta, la mejor, Y ¿por qué aseguras que la mejor?, Porque hay dos cosas que temo en esta vida; la soledad y no poder escribir… ¿Desde cuando eres puta?, pregunta el ángel indignado, Desde hoy, contesta Marya con aire de discreción. 

Yo soy puta de literatura argentina, Alicia es puta de ciencia, Danila puta de gourmet, Rita es puta del jazz, Irina sólo es puta de Monet, y Marya, puta de lingüística, puta de volar y puta de Él…

*1El Club de las Putas Beatificas. 
*A todas las putas de vivir, reconociendo que maneras de ser puta hay mil y suponiendo que esta vez, sólo para este escrito, una puta es una especie de musa inefable. 

domingo, 2 de agosto de 2009

Dos mil nueve.

2
Hace frío, los restos de lluvia se niegan a resbalar por completo, la ventana en transparencia les hace sentir pertenecer, y quién no quisiera entrar a esta casa donde se cocinan sueños, donde se cuecen ideas y donde dos, hombre y mujer, se aman a todas horas en todas las modalidades posibles. 
Las gotas de lluvia, que se congelan despacio con el frío de la noche, que se transforman queriendo entrar, para con el calor evaporarse. 

0
Luna llena al sur de la ciudad, una noche continua a la de gotas de lluvia negándose a caer, ella con botas de hule, vestido rojo, un portafolio de cuero color café que cuelga del hombro, que pesa, que carga a Samuel Beckett y a Tolstoi, no siempre, tal vez sólo sea literatura en turno. Un paraguas amarillo con mariposas rosas, con orugas verdes, con cantarinas rojas, quien la viera creería de ella lo peor; superficial, bien vestida, bonita para viajar en metro. Quien la viera bien vería su cara recargar sobre el vidrio del vagón, está llorando, está triste, seguramente por amor. 
Luna llena pero no visible, las nubes carcomen su imagen pues ésta es noche para no mirar, para caminar en tinieblas, para tocar la puerta del adversario, del acompañante, del amor, del otro. Esta es noche para no dormir, para dar vueltas en la cama, para tener frío, tener sed, sed de amor. 

0
Luna extinta al sur de la ciudad, ni el té ni el pan tostado están listos en el buró de la izquierda, el de ella, él siempre preparaba el té. 

Sol naciente al sur de la ciudad, 
ella muere entre ansiedad y desgano.
Él llama
él saluda
él sonríe
él dice te amo. 

9
Sol naciente al sur de la ciudad, paraguas blanco con nubes zarco, botas rosas y vestido azul, pendientes plata. Tolstoi deberá quedarse en el librero. ¿Beckett?... tal vez sólo mientras se tuesta el pan francés en la cocina y se buscan bajo algún mueble las llaves del auto, todo al mismo tiempo; Beckett, el pan francés, las llaves del auto... Beckett, el pan francés, las llaves del auto… 
Sol resplandeciente al sur de la ciudad, se hace tarde, el taxi de sitio se estaciona frente a la casa de aparente humedad en sus ladrillos rojos, ella baja, corriendo, con el paraguas blanco con nubes zarco en una mano, el pan francés en la otra y un portafolio de cuero color café colgando del hombro, para justo del lado del conductor, esquiva con su mano su copete lacio para hacerse visible y poder hablar, hablar mirando:
-Buenos días, Chofer de taxi, otra vez perdí las llaves del auto, ¿me llevas a la universidad?
-Será un placer- contesta expresivo Chofer de taxi, devolviéndole la sonrisa a Ella. 

Ella sube al taxi y come el pan francés un poco más tostado de lo debido, recuerda las notas para la clase de 10, entonces ríe, come pan francés, lee a Graciela Montes y las Aventuras y desventuras de Casiperro del hambre, saluda por la ventana, se maquilla suave pero con prisa, vuelve a las notas para la clase de 10, recuerda un te amo, se ríe de si y vuele voluntariamente a recordar un te amo... un te amo... tan sólo un te amo.

sábado, 18 de julio de 2009

Número de Reynolds.

No hay Número de Reynolds que pueda predecir el flujo de sentimientos, porque me encuentro dentro de una onda de choque que no puedo ni quiero explicarme. Pero lo sé: te amo.


... escrito por un ingeniero aeronáutico; alado, alegórico, y mío.

jueves, 9 de julio de 2009

El descontrol.

La forma cotidiana de hacer las cosas, pienso en la forma, figura, olor y sexo de mi oponente; su cabello largo y de bastos rizos para ser un hombre y en la censura que a su figura le debo dar. El elegido para el vicio de la locura y la pasión nunca será tu mejor amigo. El descontrol, la forma cotidiana de hacer las cosas; la universidad, el trabajo de medio tiempo, conseguir una beca, hacer una maestría, beber café. ESPERAR encontrar el mejor aliado; el mejor de los romances el perfecto de los besos el más exótico de los sexos. Tener siempre en el calendario el descontrol, no de manera presente sino preventiva y correctiva. Siempre está, la forma cotidiana y el peor de sus ascos.
Olvido todo, estoy de malas se amarga mi voz y lloro en silencio (caigo sin lagrimas al no lugar). Me callo todas las palabras importantes todo lo trivial todo lo necesario y lo no importante desaparece también. Se suspende la vida, la forma cotidiana de tragarse el licor amargo de la compañía, la que se cubre de arrumacos y pornografía en casa, no de la que se ve, de la que se vive y trasciende. La mejor de las pornografías, la de mirar la luna y devorarla con mordidas salvajes, la de llevar el pasaporte a la sonrisa inevitable, sensual, barata y única, única en su especie.
Vivo el descontrol de una forma cotidiana, a la que me niego rotundamente con una lectura de Cortázar, Capítulo 3, del mágico Rayuela; en la que el descontrol se llama costumbre. La presencia de un recordado pero desconocido París me hace escupir letras y letras y letras, tal vez por desgracia lo único que he sabido hacer desde la infancia, ya que la forma cotidiana de andar sin buscar pero andar para encontrar puede ser un descontrol, una herida en el pecho que no mata pero que arde de a poco en poco mientras más se intenta dejar de tenerla abierta.

jueves, 2 de julio de 2009

Seis pies adentro.

I
Adentro, mar adentro. 
Tus pies son algo que yo quisiera llevar detrás de mi. Tus manos, algo suave que indudablemente pondría sobre mi cara. Tus labios, un enigma que me daría el lujo de probar cuando tuviera sed, cuando haga frío, cuando suene en la rocola una buena canción; I wish you were here, But not tonight o All night long a volumen medio. Mientras afuera las luces de esta ciudad del norte se encienden a más oscuro que se pone el cielo, el ruido del tiempo nos grita al oído para ser tragado por estas nuestras gargantas silenciosas, que no hablan de amor, ni de verdades cómodas o incómodas, mucho menos de las realidades que bien nos harían saber cómo se llama esto que hacemos cada lunes, cada martes, o cada día de la semana que se nos ocurre besarnos y besarnos, hasta que la noche nos dice que ninguno es nada del otro, aún. 

II
Las estrellas del negro cielo nos acompañan, a ti, a mí y a este sexo que el uno tiene para el otro; siempre desgarrador y sin compromiso; tal vez con el único de saber que tú eres para mí en este momento en cuerpo, pero no en esencia. Sólo necesito hacer un pacto, yo y mi mente con tu cuerpo. Esta noche igual que las de ayer, nuestros corazones quedaron fuera, en tierra firme. 

III
Navego en el mar que es esta oscura noche. Todo es tranquilo y silencioso, la luna está enferma porque se niega a mostrase completa, tres cuartas partes de ella están bajo un manto azul, oscuro y remendado que le calienta los pies, allá arriba debe sentirse un inmenso frío. Acá, donde una terrestre y mortal surca buscando aliento, se siente tibio. No me quemo en el fuego de tu pasión ni me muero congelada frente a la astuta de tus indiferencias. Ya no estás, creo que es todo. 

IV
Regreso, supongo que las bestias del mar duermen también de noche, no traigo nada para cenar. Ha sido muy mala idea salir a buscar de noche, a oscuras, cuando mi vista siempre ha sido pésima y débil, confiada e infantil. Me duermo con hambre. Todo es peor estando vacía, ahora me voy a alimentar lastimosamente con el recuerdo de tu rostro, el color de tu piel, con lo curioso de tu risa, con el negro brilloso de las flores que llevas tatuadas en un pie. Te extraño, eso es todo. 

V
Adentro, mar adentro. 
Afuera, perdido, en tierra firme. 
Adentro, con la luz prendida y entrelazados. 
Afuera, con las luces en off y tengo frío. 
Afuera es adentro y afuera tú, afuera yo. 
Nunca estuvimos cerca.

VI
Afuera, en tierra firme. Afuera, en tierra gris. Afuera en esta jungla de construcciones húmedas y antiguas dejé mi corazón, me importa un bledo si no lo encuentro, no quiero amarte ni tenerte tras mis pies, sólo te quiero ahí, en la concurrida ciudad del norte a las cuatro de la tarde, escondiéndote conmigo para poderte desnudar, callando todo lo bueno, lo malo, lo útil y lo inútil, ocupando nuestras gargantas en tragarnos el ruido del tiempo, mientras sentimos como peces de fuego se meten hasta lo más profundo de nuestro ser, ardiendo en nuestros ojos que se ciegan, en nuestros vientres que palpitan más, y más, y más…

sábado, 23 de mayo de 2009

Monstruos de papel.

Tan pronto como las voces dejen de escucharse
podré cerrar los ojos y dormir. Entonces soñaré con los monstruos de papel; sus cuerpos rayados, cuadriculados o lisos,
y que ruidosa pero melodicámente se van levantando del piso:
torpes y anciosos.
ENORMES. De pelo despeinado rozan el techo;
estrellado en fluorescente y de contraste azul,
azul de ultramar.
Los monstruos de papel se transforman en entes, de repente marionetas del amor,
inesperadamente robots cuadrados que bailan lento al pasar del tiempo.
¡¡Quikchskt!! ¡¡Quaskqutt!!...
... Los monstruos de papel se modifican.
Viento Ojeriza Obstinación Nebuloso Carmín.
Lluvia Sereno Ritmo Chocolate.
Paz Prisa Movimiento Fulgor.
Tan pronto como las voces se vuelvan a escuchar,
abriré los ojos y con la luz los monstruos de papel
se extinguirán.

sábado, 16 de mayo de 2009

1976

1
Pasan los años y con ellos la ingenuidad, tal vez la lluvia debería tenerme pensando en los placeres del mundo, pero esta vez me deleito a media noche con el sabor amargo de la suplica, me quito el collar de perlas que me cansa y me pongo en la boca las peticiones indignas que me avergüenzan. La noche egoísta prevalece en silencio; incómodo y prolongado.

9
Me agacho a expulsar un par de zapatos cansados de mí, agotados del día. El silencio se ve interrumpido por el filoso ruido de una espada; no todas las preguntas tienen una respuesta inmediata. Decido pensar que si así fuera no me gustaría vivir, justo como no me gustaría hacerlo eternamente. Por primera vez en este instante tengo en la cabeza el ardor de una respuesta verdadera, innegable; la vida es corta.

7
Ha dejado de hacer calor, la cueva en la que vivo y alumbro con un par de velas de mecha eterna suele ser el único sitio en que puedo escuchar el silencio. A veces guardo fragmentos de él en una botella de vidrio, los consumo por mi boca ardientemente y me dispongo a tratar de descifrar el énfasis de mi risa, la densidad de mis lagrimas, la dirección de mi voz. El silencio es una droga maldita que un día me matará. Ahora me desvisto para recostarme sobre la cama de nubes en la que duermo, la veo últimamente vieja y erosionada, los años pasan y con ellos la vida se pone vieja; intelectual en sus lecturas y sensual en su vestimenta. Me hundo bajo las sábanas suaves y azules y cierro los ojos con resignación; odio la vida adulta que me acompaña.

6
Siento la efervescencia de la suplica queriendo salir de mí, me sostengo con furia, cierro los ojos con más fuerza de la que puedo y le hablo a la noche, la noche es una bruja perversa que un día me matará también. Me da palabras al aire que no por ser de esta naturaleza rompen con el silencio. Me río de la noche con nervios, esta me golpea con la suavidad de su mano izquierda; me tira al precipicio, donde hay todas las respuestas a todas las preguntas, donde todas las soluciones a todas las exigencias se encuentran dando vueltas en una espiral que además de girar veloz, te lleva a todos lados y nunca llegas a estar en uno a la vez. Quiero no sentir todas las respuestas en este instante porque se clavan como saetas en mi vientre. Una tras otra, una otra tras la otra una, ¡todas juntas, todas juntas!… Mientras me muero escuchando a la noche que me acribilla con el filo insano de su silencio.

domingo, 3 de mayo de 2009

.....

Before the world was created, the Word already existed. 
The Word was the source of life,
and this life brought light to mankind. 
The light shines in the darkness,
and the darkness has never put it out. 

lunes, 27 de abril de 2009

Érase una vez.

Érase una vez un rey que hizo la promesa de construir un convento en Mafra.
Érase una vez la gente que construyó ese convento.
Érase una vez un soldado manco y una mujer que tenía poderes.
Érase una vez la historia de un amor sin palabras de amor. 
Érase una vez un cura que quería volar y murió loco.
Érase una vez un músico.
Érase una vez una passarola.
Érase una vez.

.... Gracias, señor Saramago. 

sábado, 25 de abril de 2009

Agua.

I
Agua tibia, agua ardiendo, agua que corre, agua nada más y tengo sed. Tengo sed. Miro el color endemoniado del abismo, estás muy lejos y yo muy cerca, estás al fondo del abismo. Estoy con el aire cayendo lento. Cada vez mucho menos lento. 

II
Agua que no puedo beber, voz que no puedo llevarme entre las manos, garganta tuya que fabrica la más lejana de mis obsesiones. Quisiera ser un ave, de plumaje sensual e irrepetible, huir de ti, del rastro humano que has dejado en mi territorio. Quisiera ser un animal de pico y alas largas, para volar de ti, hacía arriba, fuera del abismo. 

III
Agua que quemas mi ser, agua que pasas lento y lento matas, lento robas la cadencia de mi canto. Agua hechizada que he bebido de este río plata, agua hirviente producto de la maldad. Brujería catastrófica, te odio tanto… (aquí el llanto se desborda, la respiración se limita, el corazón se paraliza, el cerebro comienza la regresión)…
…Vino de uva que de una copa de cristal se escurre sobre la mesa, el humo de la chimenea sale edificando nubes con formas de elefantes flacos y jirafas gordas, pingüinos cabezones, bicicletas desconchinfladas y caras de niñas bonitas con coletas y rizos, sonrisas forzadas o caras tristes… 
…Vino blanco que de otra copa de cristal se escurre sobre la otra mesa, la que no es la mesa, el humo del cigarro revuelve la pasión con el delirio, los brazos largos de la humareda terminan por envolver entre su asco la negativa, la palabra altiva de quien porta el cabello negro, largo sobre la espalda y que se llama en secreto con el verdadero de sus nombres, se comporta con la real de sus formas, movimientos. 
…Vino espumoso que de otra copa larga y de cristal reposa para ser bebida, y que con el tiempo se esfuma se consume se evapora. Bocanada friolenta, bocanada gris, bocanada insípida y amorfa. El amor no existe. 

IV
Agua… quisiera beber… un poco de agua. 

V
Agua clara sobre la que poso mis garras, magma puro que curas las heridas de este corazón pequeño, de esta mente reducida a los añicos, de este cuerpo emplumado y roto. Agua clara que sabes a paz, que no ardes cuando me embriago de ti, hazme dama púrpura y fuerte, dame pies, dame brazos, dame fuerza, pero dame más del vino viejo, apaga la luz y deja que a las bocanadas se las lleve el tiempo. 

jueves, 5 de marzo de 2009

Pedimento número Uno.

Señor Anticristo: 

Le pido de la manera más atenta deje de jugar a los zapatos rotos. Ha de perdonar usted la no discreción de mi pedimento pero de no saberlo juez inverosímil de mis actos impuros y ladrón incorpóreo de mi fe de quimera, lo haría de manera distinta. Señor Anticristo, señor no redentor, señor hermano mío después de todo, permite a mi alma enfrentarse al mal de los tenis descocidos. ¡Oh, Señor de la noche brumosa! Dejad que mi corazón taimado llegue a la selección perfecta; superar el silencio del espejo, la mirada de mi pared, la ilusión de los vestidos nuevos. 
Señor de la niebla morada, señor del humo encerrado, señor Anticristo, os imploro; dejad de jugar a las chanclas harapientas, dejad que este corazón flagelado encuentre un guía, que le conduzca por los más siniestros e infractores caminos del gozo; un beso en el cinema, una embarrada de helado en la nariz, un abracito candente, un verso de Lorca, un mensajito de celular, un adiós lagrimoso y suicida, un concierto de jazz, un libro con dedicatoria en cursivas. Ande, Señor Anticristo, no se pase usted de hojaldra. 

Maxco, Sañor Anticristo, le deja en paz: 
La emperatriz violeta. 

sábado, 7 de febrero de 2009

Frases para llevar

"Los hombres más capaces de pensar sobre el amor son los que menos lo han vivido; y los que lo han vivido suelen ser incapaces de meditar sobre él".
José Ortega y Gasset
(...y la verdad me asombra comparar las circunstancias en las que estamos yo y algunos de mis amigos, estamos los que sabemos que nuestras vidas tendrían un brillo distinto de haber ese alguien con quien mirar las estrellas, y están los que se burlan y juzgan a quienes creemos que ya hemos pasado demasiado tiempo solos).

"Para conocer a la gente hay que ir a su casa".
Johann Wolfgang Goethe
(Oye, Carlos... ¿Me invitas a tu casa?)

"Yo no bebo, no fumo, no escucho la radio, no me drogo, como poco. Yo diría que mis únicos vicios son El Quijote, La Divina Comedia y no incurrir en la lectura de Enrique Larreta ni de Benavente".
Jorge Luis Borges.
(Demonios, por algunas extrañas razones esta frase es para llevar, de hecho la traigo puesta... Ya no bebo, ya no fumo, ya no escucho la radio, como poco y demasiado poco, ya no duermo y yo diría que mis únicos vicios son Albert Camus, La Divina Comedia y no infringir en la lectura de Guy de Maupassant con demasiada homogeneidad. (Pero no sé, extrañamente y últimamente amo demasiado mi vida, así como está)).

sábado, 31 de enero de 2009

Literatura en turno

Coraline
Nail Gaiman
El pasado 7 de marzo de 2008 me encontré ya tarde en una cita con un amigo para asistir a una función de teatro, no hace mucho había cumplido 21 años y mi amigo amante del teatro y de las historias de ficción y fantasía me hizo un regalo, con una nota enorme en la primer hoja, (La vida está repleta de pequeños placeres y tenemos uno en común y de este mundo pequeñito se puede hacer uno tan grandote cuando se sabe soñar. Nunca dejes de soñar y nunca de los nunca jamás te olvides y dejes de hacer lo que más te gusta. De un tonto que te quiere a borbotones)... total, que lo que siempre me había gustado hacer más en esta vida es leer, sin embargo el espíritu se puede amargar y endurecer por dedicarse en cuerpo y alma a cuestiones efímeras, me olvidé de lo que más me gusta.
Esta historia corta la terminé de leer NUNCA, siempre lo intentaba pero por haberme sido concedida en un día clave en mi vida me traía recuerdos recalcitrantemente lastimeros. Hace un par de semanas mientras regresaba a mi casa por la noche vía periférico norte, me sorprendí mirando el anuncio de la película basada en este libro, ya sabía de su existencia pero no me imaginé que fuera tan pronto. Entonces yo leía otro libro pero lo abandoné en la escuela, tomé este ayer en la mañana y.... extrañamente lo he terminado ya... fue cuestión de dos que tres pares de horas... fue cuestión de aferrarme a huir de la otra mamá, del otro papá, cuestión de tener un amigo gato negro, encontrar almas encerradas en canicas, platicar con las señoritas Forcible y Spink... fue cuestión de perderle el miedo a las sombras difusas que se deslizan rápidamente por el oscuro vestíbulo, como si fueran pedacitos de noche....