domingo, 2 de septiembre de 2007

Particulas Tornasol

Le salieron unas alas tan grandes como las de un buitre. Flexionadas un poco hacía su cara como para cubrirlo un poco de la luz nocturna, pero a la vez tan erguidas tal cual estuviera en celo. Asamuel las miraba deleitoso. Primero hacía un lado y luego hacía el otro. De izquierda a derecha con movimientos muy suaves. Eran las alas más tornasol que la música del silencio nocturno. Aunque por instantes un poco más violeta que su sangre de vampiro fidedigno. Se encogió de rodillas un instante. Se humedeció sus rojos labios con su rasposa lengua. Sacudió su solapa de encajes rojos y abrochó sus mancuernillas plateadas.

Ya de pie, entusiasta pero temeroso las estiró. Asamuel estiró sus alas que tocaban con las puntas del plumaje algún extremo de la cúpula entre abierta por la cima; por tal se reflejaba la luna en sus ojos. En su hermosa piel nívea. Desafió la gravedad como lo hace un buitre. Gárgolas condenadas y rosas rojas solitarias miraron el muy silencioso despegue de Asamuel. Con la facha de un vampiro elegante abandonó el gótico auditorio de manera modesta pero célebremente memorable; cubriéndolo de un grisáceo polvo y partículas tornasol. Poco a poco Asamuel se desvanecía. Su silueta apenas podía apreciarse al llegar a la cima. Cuando estando casi transparente el vampiro pensó, sólo pensó:

- Éstas alas son mi fuerza, mi destino innegable tu presencia, tu corazón mi voluntad...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Wow! que manera de "terminar" esto.
El tiempo no lo gozo pues me consume, cada minuto que pasa debe ser aprovechado y vaya que uno lo aprovecha cuando se detiene un momento para leer algo así.

ah! por cierto una brujita me persigue... tu no me has visto eh!